“La Invasión”, es una colonia (barrio) de Tulum que se llama así porque sus habitantes han llegado como han podido y han tomado un pedacito de tierra para construir sus casas con materiales más bien improvisados.
Danny Alveal Aravena, chileno, videógrafo y fotógrafo, ha estado trabajando en temas de migración, en este caso, la chiapaneca. Yo, Maira Duarte, mexicana, desde el performance, educación y otras cosas, pues con la experiencia de migración y racismo en los estados unidos y en nueva york particularmente. Justo antes de conocer a Danny, venía de haber filmado una videodanza con niños de inmigrantes, en protesta a la violencia e injusticia sucediendo en la frontera US-Mexico, en colaboración con Semillas Collective y Mayday Space. Danny y yo decidimos ruta, fecha, hora y acción. Me pongo una máscara de luchador que compré en la Avenida, mis tenis para bailar (cortesía de Justin Cabrillos), y agarro un costal de papas. En los últimos años he estado metida haciendo Environmental Dance Research (Investigación de Danza Ambientalista), con Jo Stone, mi colaboradora en ya varios proyectos. Comenzamos siempre meditando caminando con los ojos cerrados, nos subimos al tono y ritmo de lo que nos rodea. Atestiguamos y percibimos al árbol, el árbol es testigo nuestro y nos percibe. Usamos esto como entrenamiento para la descentralización de la experiencia humana, para el entendimiento de la vida como un todo, para minimizar nuestro impacto, como ser imperialista y colonizador. Para de-colonizar nuestro cuerpo. Con la danza, investigo las siguientes correlaciones: visión utilitaria de la naturaleza, visión utilitaria de gente considerada inferior (racismo) = perdida de habitat, y de autonomía para los pueblos originarios, y otras poblaciones discriminadas = conflicto social, pobreza, pérdida de cultura e identidad, extinción de formas de vida diferentes (humanas y no humanas) = homogeneización. El capitalismo requiere de homogeneidad. En el capitalismo no hay cabida a la existencia de distintos mundos. La máquina, para operar bien engrasada, necesita que los individuos asimilen un rol uniforme, el de la narrativa dominante. Por lo tanto estrangula la diversidad en la cultura y la naturaleza. Especies y lenguas, hábitats y medicina. La autonomía, pluralidad y consenso, son tareas humanas arduas y lentas. No le sirven al máquino. Y sin embargo, comunidades e individuos marginados continúan levantadas en resistencia, ahora más que nunca. Como dijo Marichuy, líder del Consejo Nacional Indígena: “La nuestra, es una lucha por la vida”. Y con todo eso en la cabeza, me echo a andar por calles no transitadas por los turistas de Tulum. Caminar en silencio ayuda a entrar en un estado meditativo donde una reemplaza los pensamientos con las imágenes y sonidos que la rodean. Mando la atención a lo desechado. Lo que alguna vez tuvo un uso, y ahora, no. Una botella de plástico con un palo atravesado. Parece ser que a este ya le habían dado una segunda vida. Lo escojo para mi costal. De vez en cuando me ruedo por el piso o me cuelgo de una barda, para deslizar un poco la relación aceptada de calle y cuerpo. Tengo una modesta y temporal audiencia, de la cual los niños son los que miran por más tiempo. Cuando camino hacia alguien y les sonrío, me sonríen de vuelta, a una señora le faltaban los 4 dientes de arriba. La calle es una cosa, pero el terreno baldío es otra. En la calle hay dos o tres basuras, todo manejable, los terrenos desocupados, en cambio… En uno hay un gallo. Nos atestiguamos el uno al otro. Nos identificamos con paciencia, y después, cada quien continua con lo que nos proponíamos, aquél buscar comida y yo basura. En otro terreno, hay una televisión sin caja. Lo de seguir basura es preguntarse, ¿cómo fue a parar eso ahí? Se compraron otra tele, pienso. Se descompuso tal vez. La cargo y la llevo al camino, quiero que la gente la vea. La vida de tantos se ha construido alrededor de tener una televisión como para acabar así. A pesar de las cantidades de desecho, en esta zona del mundo la selva combate como puede a la basura. Está enterrada, ya le está creciendo yerba. Hay cantidades de insectos y otros bichos, maleza, árboles tremendos. Recojo palos y piedras también. La gente de por aquí, construye sus casas con lo que puede. Encuentro un árbol para abrazar que ya no es árbol, es poste de cercado, y ya no es ni eso, se cayó hace un tiempo y vive echado enmarañado de alambre de púas. Es basura orgánica, dale unos años y la madera se continuará descomponiendo, el alambre se oxidará y todo se hará polvo. A la costa de Quintana Roo llegan unos 5 millones de turistas cada año. Tulum, en esta temporada, está lleno de sargazo. Montañas de sargazo, que los empleados de los hoteles apalean y suben en carritos y meten en bolsas de plástico para “deshacerse” de ellas. Pero, gracias al calentamiento global, el mar sigue trayendo más. Los turistas absurdos pagan un dineral para echarse al sol en medio de la peste. Nos metemos al corazón de la invasión. Yo como invasor también. Los perros me ladran. Las familias están en el cotorreo post-navideño. Construyo mi casa con los materiales de mi costal y otros más que me encuentro por ahí. Dentro de mi terreno cercado, bailo. Bailo en ofrenda al barrio. Le hago una danza al espacio y a los vecinos. Los niños son los que miran más. Juego con mi frontera. Se ma va volando mi costal. Ya que estoy metida ahí, me da miedo irme. ¿Qué tal que pierdo mi casa? ¿Qué tal que no me quieren pasando mi muro? El mundo de pronto se me figura que se divide entre los que están adentro, los que están afuera, y los que podemos entrar y salir. Se dice que la migración es un derecho humano. A mi me parece que, hacerlo legalmente, ha sido siempre el privilegio de los blancos. Invito a mi publico de dos niñas a conocer mi casa. Hacemos una dancita juntas. Me dicen que han venido de playa del Carmen por navidad a visitar familia. Les veo sus caritas de rasgos antiguos de esta tierra. Las veo sabiendo que son ellas a quien esta sociedad, este mundo, les llama invasoras. Y en el otro Tulum, el de la playa, los gringos son huéspedes apreciados por su pudencia, aunque no hayan hecho nada por el lugar mas que llenarlo de sargazo. Checa el trabajo de Danny aquí: https://www.instagram.com/dannyalvealphotographer/
1 Comment
Wednesday September 26, 3:00-8:30pm Times Square (at 7:30pm) Semillas collective FB Event 4 years ago, 43 students from a teachers college in the indigenous town of Ayotzinapa, were disappeared by Mexican police and then military. They raised their voices and their bodies to speak against injustice. Their voices got silenced since. This crime of state has gone unpunished and unrecognized as such. Mexico's incumbent president, Enrique Peña Nieto is visiting the UN until this Wednesday. Will he get challenged for leading one of the most bloodiest presidencies of our times? Dance To The People is joining Semillas collective's march, along with musician Ernesto Villalobos, Antonio Tizapa (father of one of the missing students) and other runners of Running for Ayotzinapa 43, members of the Marble Hill Artist Commune, members of Asociación de Mujeres Poblanas and members of the Shul Band, among other musicians and artists. We're asking for dancers to bring their bodies into the space and use them as a form of memory and resistance (resistance to forgetting perhaps). Antonio Tizapa shared with us last June, that he was looking around in the streets at people celebrating their graduation. His son and his son's classmates would have been graduating around this time as well. We decided to wear graduation caps and/or gowns (if we can get them). Please email us if you're coming to the march, and if you have a graduation cap, so we can know how many people are coming and how many we need to bring. As an alternative, just bring a red top and black pants as a sign of discontent and opposition. We want to look united to attract the most attention as possible to this issue. But, if you know how to call attention, use your imagination. But it's bodies in the space what matters the most. Email us and we'll send you the simple movement score we will be using. We will be also collaborating with the musicians in the space, so we can create the magic there. In love and solidarity Dance to the People after the fact
Funny how this can happen in the middle of a culture that’s all about consuming. The same culture that needs so much, that strangles other forms of life. In the middle of that madness we brought the energy of the dancing warriors. Thanks for everybody there for manifesting the memory of injustice, for embodying resistance. |